#ElPerúQueQueremos

Chela Fernández Maldonado

Publicado: 2015-06-15
Graciela Sousa Lossio de Fernández Maldonado es una mujer muy activa, dinámica, comprometida con lo que hace, cualquiera cosa que sea. Alegre, conversadora y versátil, se muestra tal como es: transparente y valiosa.

¿A qué te dedicas?


Siempre he sido independiente, siempre he sido mi propio jefe, reconozco ser muy osada y me lanzo aunque luego me vaya de narices. Admiro a los empresarios, siempre que no rompan la barrera de la codicia sin nombre. Con lo que tengo, con lo que genero, estoy conforme.

Como esposa, como mamá, tienes un freno y mi esposo hacia lo suyo y yo lo mío.  La empresa crece más cuando toda la familia se involucra, y al final yo termine acoplándome a lo de mi esposo, aunque sin perder mi independencia. Pusimos una agencia de viajes, organizábamos y viajábamos con los grupos de pasajeros. Tuvimos un hotel, trabajábamos con el Icpna, pero cuando se traspaso el hotel y la agencia de viaje, compramos alguna propiedad que nos da una renta suficiente para vivir. 

Yo tenía mis boutiques, una en Tarata y otra en La Plazuela en la Av Benavides, y kioskos en todos los supermercados.   Comencé con Mass, que luego fue Santa Isabel.   Mi fuerte eran regalitos y tarjetas, muñecos de peluche que yo fabricaba y distribuía a otras boutiques.


¿Que tipo de muñecos hacías?


Hice muñecas de trapo. La persona que me hacía los moldes era española, pero ella se regresó a España y con otra chica los hacíamos, porque soy negada para los moldes. Tengo mi vena artística, pero yo era la de los negocios y de los detalles en las muñecas. Soñaba con el diseño de un muñeco y al día siguiente lo desarrollábamos.  Eran para niños, pero más como para enamorados o para celebraciones especiales. Fui principal proveedora de muñecos de trapo, hasta que trajeron las importaciones.  Hacía mochilas, pero las importaciones nos complicaron el negocio. Hice un concurso de dibujos de muñecas peruanas, pero no me satisfizo; quedaron en el aire.  Llegué a tener hasta quince operarios.

En la época de Alan García, que no se podía importar, yo crecí empresarialmente, ya que confeccionábamos novedades. Al entrar Fujimori y abrirse las importaciones, ya no era difícil competir con lo que venía de la China tan barato.

Cuéntame de tu actividad empresarial


En el  hotel, muy bien puesto con mi hermano, que quedaba en el Jr. Chiclayo. atendíamos a las embajadas, al ICPNA, entre otros buenos clientes.   Lo traspasamos con gran pena de mi parte, porque era muy simpático relacionarse con los clientes. También hemos tenido con mi esposo una lavandería al peso en San Isidro, en la Av Central.  Se llamaba Lavalandia, cuando no era común ese tipo de servicio.   Iba muy bien. También teníamos un restaurant en la cuadra 4 de Alcanfores que se llamaba D´Antaño, varios años.  En realidad yo trabajaba paralelamente en una casa de cambios y era difícil supervisarlo. Los empleados se llevaban los pollos, las carnes y todo lo que podían lo sacaban en los tachos de basura.  Lo traspasamos a raíz de la bomba de Tarata, pero no tanto por eso sino que no teníamos el tiempo suficiente para administrarlos bien, aunque siempre pienso que fue un error.

De una cosa pasábamos a la otra y cuando miro para atrás no me explico cómo podía hacer tanto.

Haber tenido restaurant implica saber cocinar?

Sí se cocinar. Cocino básicamente lo que es comida criolla, peruana, aunque también me gustan las lasagnas. Se hacer pastel de choclo, sudado de mariscos. Cuando mi esposo quiere comer algo espacial, me dice cocina tu. 

 Mi esposo es ingeniero civil y vino contratado de Estados Unidos para una fábrica de refractarios. Construyó un edificio en la avenida Benavides, que tuvo mucha dificultad en vender en la época de crisis, de los millones de intis. Luego puso su oficina de viajes con un amigo; estaba más o menos tranquilo pero también los asaltaron, en 1990 y en 1991, lo recuerdo bien.  Les vaciaron la caja.   Ya estaban un poco mayores y se cansaron de los asaltos, vendieron el negocio, pero se quedaron con el local, en Comandante Espinar.

Cuéntame de tu familia y cómo llegaron a Miraflores


En mi familia somos ocho hermanos. Mi mamá tiene veintidós nietos y veinte bisnietos. Imagínate que tal familión. Somos cinco mujeres y tres hombres, solo una mujer separada. Cuando nos reunimos solo hermanos y esposos, somos quince. Cuando vienen hijos, nietos, bisnietos, somos como sesenta personas.

He vivido en Miraflores desde los 12 años de edad. Vinimos de Chiclayo. Uso mi apellido de casada desde que tengo mi correo electrónico, porque me gustaba el sonido “fm”. Mi papá y su familia son de Barranco, aunque ellos vienen de Cajamarca, y al venir a vivir a Lima, se establecieron en Barranco. Son muy políticos en esa familia. Mi abuelo ha sido alcalde de Barranco. Mi abuela paterna apellidaba Cabada, se separó de mi abuelo y vino a vivir a Alcanfores. Mi mamá es Lossio. Soy pariente del alcalde de Lima, pero pienso que le falta mucha comunicación, acercarse más al ciudadano. Es el mal de todos los políticos. Una vez en el poder se olvidan y se creen que son emperadores. A todos los meto en el mismo saco.

No fui a la escuela primaria porque vivíamos en una hacienda. Teníamos una institutriz nueva cada año. Una de ellas era española. Nos enseñaba a bailar la jota. López Mindrau apellidaba; después tuvo su academia de baile, piano, teatro. Eso nos enseñaban. Vivía cerca de Chepén, en Reque. Mi mamá era la negociante; criaba chanchos con la cascarilla del arroz. Tenía unas gallinas, hacía mantequilla. Nosotros tenemos valores. Lo noto en mis hermanas casadas. No somos superfluas. Aunque sí sabemos divertirnos.

¿Qué nos puedes decir de tus actividades vecinales y otras comunitarias?


He dejado todo por mi parte vecinal, mis preocupaciones como vecina.

En esta lucha que estamos en el parque, la gente que viene de provincia se alinea más en el tema. La gente limeña, menos, no puede creer, no se identifica.

No pertenezco a ningún partido político. Simpatizo con los partidos y con personas de los partidos que veo hacen cosas bien. Veo que ahora la gente entra solo a negociar. La primera vez que entré a opinar fue de refilón, con el correo de miraflorinosalrescate, defendiendo un tema que habían puesto sobre el tapete. Opinaba, sin conocer a Bertha o Raúl, sobre lo del parque. Yo estaba en Estados Unidos. Yo no conocía a nadie para las elecciones para alcalde del 2010. En el 2011 nacieron mis nietos y por eso viajé. A raíz del ingreso de Muñoz, que empezó con lo del parque, es que empiezo a participar más activamente. Realmente, me parece algo espantoso. No conocía a nadie allí. Yo había apoyado a Emmabella para alcaldesa en el 2010, incluso fui su personera, porque vi que había hecho cosas buenas en lo vecinal. De Muñoz no sabía ni que había sido regidor durante veinte años. A Emmabella le faltó apoyo de los líderes; ninguna foto con Vitocho. Así conocí a los de miraflorinosalrescate personalmente, Hubo una reunión y me presenté. En esas reuniones surgieron los plantones. En los plantones nos hemos ido conociendo con otros. Aquí es que me fui involucrando. Asumí un papel activo

También me han propuesto para congresista. No entraría en una alianza donde haya alguien que considero deshonesto.

Me gustaba Fujimori porque nos libró de las bombas. Yo le dije a Sachi cómo pueden poner a Sánchez Aizcorbe para La Victoria.


Escrito por

Ana María Escudero

Licenciada en Sociología, miraflorina de toda la vida, interesada en temas vecinales y políticos, deseosa de comunicar sobre ser miraflorino


Publicado en

Miraflorinos de Siempre

Este blog busca crear una comunidad donde los vecinos miraflorinos de siempre puedan compartir sus experiencias de vida y se proyecten.