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ANA CASTRO DE MEZA

REPRESENTANTE VECINAL

Publicado: 2017-01-31
Ana es una mujer trabajadora y luchadora, que sabe celebrar la vida tanto en sus actos familiares cuanto laborales, mostrando también una disposición al servicio, que se manifiesta en su participación como delegada vecinal así como en los procesos de presupuesto participativo del distrito, habiendo asumido el año pasado una función en el Comité de Vigilancia.

¿Cómo así eres miraflorina?

Hacía biodanza en Miraflores, con Oscar Siconi. Me impactaron sus enseñanzas. Tenía muchas amigas acá. Y una profesora, Teresa Miranda, nos decía que teníamos el privilegio de venir a Miraflores. Además, Miraflores es uno de los distritos con más orden y ostenta parques muy bien cuidados. Y yo me quedé con eso y le comentaba a mi hijo mayor sobre las actividades miraflorinas que eran lo que más me agradaba.   

Pertenecía a la Comunidad del Perdón, en Jesús María, y en una ocasión, al asistir a una misa de sanación que conducía el R.P. Manuel Rodríguez, conocí a la Sra. Flori del Pozo. Por un apagón, Flori sugirió que fuéramos a la iglesia San Antonio de Padua, donde acogían a personas de todo lugar. Hacíamos retiros, formamos una hermandad entrañable, donde conocí muchas amigas miraflorinas, quienes me recomendaron asistir a la biodanza. El municipio nos daba espacio en uno de los salones. Era la época de Germán Kruger. Y nos sacaron del municipio y nos llevaron a Armendáriz. En esa mudanza perdí amigas, porque muchas ya no fueron hasta el malecón. Es que en esta zona céntrica después de la biodanza, nos íbamos a tomar helado, o emoliente o café. Y de aquí nos íbamos a Lima.

Mi hijo mayor, a quien le comentaba de los dichos de Teresa, me dijo entonces, por qué no te buscas una casita en ese distrito. Y encontré una, en el límite con Surquillo, donde vivo ya hace doce años.

¿Sigues practicando la biodanza?

Ya no, por razones de tiempo. Me queda una enseñanza: en la biodanza no se ve hombre o mujer. Se ve a la persona. 

Tampoco tengo tiempo para el voluntariado que hacía en la clínica San Camilo, en Lima. Allí, el Pastoral de Salud (te preparan para eso) acompaña a quienes ya dejarán este mundo.

¿Dónde vivías antes de mudarte?
Yo vengo de Jesús María. Originalmente soy de un pueblito, San Lorenzo, de la provincia de Jauja, Junín.
¿A qué te has dedicado?

He sido profesora de Inicial, por pura vocación. Pagaban poco y tengo cinco hijos. Por lo que no le dediqué mucho tiempo. Luego me dediqué a la cosmetología. Tuve mi salón de belleza, luego de trabajar en otros salones. Por los vínculos que había formado, vendía los productos en las demostraciones, atendía a domicilio. Una vez gané un concurso de peinado que denominé “La flor de la Cantuta”. El premio eran dos pasajes al Brasil. Pero se los llevó el dueño del salón, y no le reclamé, por falta de experiencia.   

Al separarme de mi esposo, mi hijo mayor tenía 13 años. Yo vivía en Huancayo. Me he dedicado a los negocios. Tuve uno de perfumería en una central hidroeléctrica y así me he ido ganando la vida. No recibí ayuda económica por parte de él, pues un médico le dio a mi esposo un certificado de que tenía tres enfermedades: artritis, úlcera y algo más, para que yo lo mantuviera! Pero no lo hice.

¿Cómo se conforma tu familia?
Mi familia directa se conforma de mis dos hijos, tres hijas y yo. Pero todavía tengo hermanos vivos. Soy la última de diez hermanos. En Huancayo tengo a una hermana mayor, que no ha podido recuperarse de la muerte de su esposo y otra mayor a ella, vive en mi pueblo. Las visito todos los meses. Mi hermano mayor es sacerdote. Vive en Arequipa.
Te conocí en los procesos de presupuesto participativo. ¿Cómo te interesaste?
Bueno, las cualidades que me llamaron la atención de Miraflores las vi disminuidas durante los pocos años que llevo viviendo aquí. La falta de cuidado de las pistas y veredas, los jardines un poco maltratados, los parques y calles un poco descuidadas por las heces de las mascotas, entre otros. Y pensé que se necesitaba organizar un poco a los vecinos para unirnos en el reclamo o implementación de nuevas ideas para el distrito. Fue cuando vi la convocación a los vecinos para postularse a delegados, así que llamé a la municipalidad para saber cómo postularme para delegada. Empecé visitando todas las casas de cada vecino que me abría las puertas. Una de mis hijas se encargó de recoger las firmas, pues fue un poco difícil, porque hay muchos vecinos que son muy apáticos a la participación en general por temas a los que a todos nos concierne y debemos tener claro que si no nos unimos, será peor. Hay que comerse cóleras. Nadie te apoya, hay que estar detrás de las cosas como si fueran propias. Somos 18 presidentes de Juntas Vecinales ahora, pero no se hace mayor cosa. No se puede trabajar, casi. Reclamo que se presenta en la mayoría de las veces no es atendido, por negligencia de los funcionarios. Presentamos una moción en contra a la tenencia ilegal de armas. Nos atendió un encargado, de manera displicente, sin acoger nuestra propuesta o por lo menos darnos explicaciones sobre el programa municipal al respecto. Queda un sabor amargo, porque nosotros damos nuestro tiempo, que es valioso y ni siquiera se obtiene los reclamos que les hacemos llegar o una respuesta bien fundada.
¿Qué tal tu experiencia en el Comité de vigilancia?
Negativa, en realidad. El gerente de Participación Vecinal nos llamó una sola vez y no llegamos a nada, las actas de procesos anteriores igual con muchas personas inconformes, al final uno les reclama y ellos hacen oídos sordos. Además, pretenden que nosotros hagamos una labor sobre la cual no nos capacitan ni nos inducen a ella.
¿Qué es lo que más te ha gustado de Miraflores? ¿Dirías que fue una buena decisión?
La seguridad y la tranquilidad con que se vive acá. Siendo delegada, siempre pido la seguridad. Mi hija trabaja en la Municipalidad de Jesús María. Y por allí comparo algunas cosas. Sí estoy contenta con mi decisión. Pero eso no quiere decir que todo está bien en Miraflores, hay muchas cosas que mejorar.
¿Qué te gustaría hacer en nuestro distrito?
Falta un asilo a cargo del municipio. Carmen Chauca es la coordinadora de las tres casas del adulto mayor. Considero que falta hacer más trabajo con los vecinos miraflorinos. A la Aurora, por ejemplo, llega gente de Surco, Surquillo, Chorrillos. No tengo nada contra eso, pero sí contra el hecho de que falte difundir más sobre estas casas a los mismos vecinos miraflorinos. Además me gustaría que se vuelva un distrito ecológico y moderno, que se preocupe por el medio ambiente.

Escrito por

Ana María Escudero

Licenciada en Sociología, miraflorina de toda la vida, interesada en temas vecinales y políticos, deseosa de comunicar sobre ser miraflorino


Publicado en

Miraflorinos de Siempre

Este blog busca crear una comunidad donde los vecinos miraflorinos de siempre puedan compartir sus experiencias de vida y se proyecten.